jueves, 30 de mayo de 2019

El Deporte Escolar un espacio de convivencia para la formación Integral




La práctica deportiva sistemática en cualquiera de sus disciplinas, conlleva para quien la efectúa, una serie de beneficios asociados; dentro de ellos, los que habitualmente reconocemos son los orientados al bienestar y salud física,  fortalecimiento del sistema cardiovascular,  incrementa o mantiene la densidad ósea,  aumenta la fuerza muscular,  previene aparición y desarrollo de enfermedades crónicas  degenerativas, aumenta el bienestar general y disminuye el estrés mental,   entre otros, lo que convierte  al deporte  en  un factor  determinante  para un  estilo de vida saludable.

Ahora bien cuando hablamos de deporte escolar,  no solo nos abocamos a los beneficios descritos, el campo de acción y posibilidades  es mucho más amplio.  Podemos hablar que el deporte es en sí una instancia o espacio, en el que se promueve un claro proceso de socialización. En su práctica metódica se  vivencian experiencias que permiten a los estudiantes convivir con pares, tanto en el rol de equipo o adversarios,  promoviendo valores que son fundamentales para una sana convivencia;  respeto, tolerancia, solidaridad, empatía, justicia.

Cuando un estudiante comprende que aquel compañero con menos habilidades necesita apoyo, motivación  y no recriminaciones, vivencia lo que es la integración. Cuando una deportista se equivoca,   se frustra, pero recibe la mano de uno o una  de su equipo para levantarse y continuar, comprende la importancia de vivir en comunidad. Cuando luego de un largo proceso de preparación el resultado obtenido no es el esperado, se cultiva la capacidad de tolerancia a la frustración y lo importante de la perseverancia.

Por lo anterior, es necesario comprender que en el contexto escolar,  el deporte es un espacio que se tiene que  abordar de manera planificada y sistemática, que contribuye a los aspectos formativos, orientados a la convivencia e incluso a la formación ciudadana. Desde esta mirada se debe reflexionar en  que la evaluación de los mismos es mucho más amplia que los resultados específicos en cada disciplina, se debe asumir que el proceso de preparación a la competencia es el momento propicio para inculcar valores y aprendizajes para la vida. Es más la derrota o lo que muchos denominan malamente “fracaso deportivo”,  a nivel escolar, es una experiencia mucho  más formativa que el mismo triunfo.

Muchas veces somos lo adultos los que nos equivocamos, quizás no de forma intencionada, en enviar mensajes orientados a la importancia de los resultados  a nuestros pequeños deportistas ¿cuantas veces hemos visto padres ofuscados con árbitros, o mensajes y gritos descontrolados que no hacen más que exacerbar y dar una connotación negativa  al concepto de rivalidad?. 

Así como es tarea de los entrenadores, profesores, incluso jueces y árbitros utilizar el deporte como un medio lúdico de socialización, así también es tarea nuestra como Padres y Madres, de promover en nuestros hijos(as),  la práctica deportiva como una instancia de recreación, diversión, esparcimiento y de aprendizaje social y afectivo.