jueves, 5 de diciembre de 2019

¿ Cómo formamos en diversidad?

¿ Por qué es nuestra responsabilidad como padres, madres y educadores, educar con sentido de diversidad?


Hoy, estamos claros que la sociedad está formada por personas que en sí mismas son únicas. No obstante, esta singularidad, implica como resultado colectivo una amplia diversidad en formas de ser, de pensar, de optar en maneras de vivir. Están las diferencias en nuestras razas humanas, etnias, creencias religiosas o no creencias; condiciones de desarrollo físico, social, emocional, sexual y de género, entre otras más. Es decir, la diversidad es lo único "normal". Lo "anormal", es la uniformidad entre seres humanos.



Por lo tanto, es en la conciencia de que educamos y formamos en base a  valores y creencias, que tenemos que tener presente el desafío de integrar otras diferencias que nutren la crianza y formación de personas; diferencias que pueden ser distintas en cuanto a culturas pero no significa que por ello, sean negativas o improductivas en un sentido constructivo; esa integración, permite sostener la riqueza que implica incluirnos e incluir en una sociedad diversa. En palabras de Delgado y Lozano (2002), "En una sociedad teórica completamente homogénea los modelos y productos culturales transmitidos por todas las familias y por todas las escuelas serían coincidentes y no habría diversidad cultural. Sin embargo, el hecho es que cada persona es singular y las personas que educan en la familia o en la escuela son todas diferentes entre sí, por lo que cada familia constituye un microcosmos cultural, igual que cada aula."  (Extraído de Diversidad Humana y Educació: intervenciones para optimizar el desarrollo psicológico Intervención Psicosocial, 2002, Vol. 11 N.° 2 - Págs. 143-165, http://www.copmadrid.org/webcopm/publicaciones/social/78067.pdf).

Es la interacción entre escuela y familia la que nos permite enriquecernos en cuanto a potenciar los valores comunes; entre éstos , los valores centrados en respeto a la diversidad y buen trato a aquello, son la base que nos desafía compartir. El mundo social es amplio, es muy diverso, es muy grande, como para no aprovechar la oportunidad que esto entrega.

Es cierto, a veces lo diverso, lo distinto, asusta; a veces el miedo surge desde aquello que no sabemos manejar por ser distinto, pero si nos regalamos el momento de conocer y de aprender, podría ser sorprendente el resultado; podríamos construir una mejor sociedad, donde haya justo espacio para todas y todos, en medio de una gran diversidad de personas.

Finalmente, es nuestra responsabilidad conjunta, familia y colegio, de entregar herramientas y promover capacidades que permitan a niños, niñas y jóvenes, a desarrollar habilidades por y para una sociedad rica en diversidad, donde desde sus propias identidades, se forje el sentido de comunidad, incluyendo las de otras personas. Esto es, enseñar a convivir.