miércoles, 25 de marzo de 2020

Convivir conscientes, el desafío que nos trajo el 2020

A casi un mes de que se declarara la presencia del COVID-19 en nuestro país, hemos aprendido, a la fuerza, a reconocer que se nos había olvidado la necesidad de convivir conscientemente con los demás y con nuestro mundo en general. Hemos estado insertos estos días en leer información sobre prevalencia, estadísticas, noticias desde los medios de comunicación, es decir, nos hemos ocupado en tener conocimiento sobre lo que nos está aquejando.

Sin embargo, es tiempo de movilizar el ánimo, el corazón y el espíritu. Es necesario recoger el guante que nos lanza la pandemia para aprender y revisar nuestras prácticas de convivencia y mejorar en cómo nos ayudamos; re aprendamos a ser más conscientes del aporte que podamos dar con total gratuidad y con sentido comunitario, a ser más flexibles con aquello que reclamamos como propio. 
Todo esto puede tomar algo de color y no ser sólo gris si contribuimos a ello, sobretodo por el cuidado que debemos darle a nuestras niñas, niños y jóvenes. Que el foco siempre sean ellas y ellos; desde ahí puede surgir la esperanza y el ánimo para desarrollar hábitos positivos en lo solidario, acciones constructivas en el trato diario, etc.

Dentro de este contexto, ayudar gratuitamente y desde el aporte que cada persona puede dar, es que ante el llamado de ayuda desde nuestro comité, recibimos la colaboración de nuestra ex alumna y quien fuera apoderada hasta el año 2018, Dra. Ana María Moraga. Ella nos comparte ideas de cómo mirar las acciones que hoy se necesitan, conocer maneras de ayuda no sólo como protección personal.


 Convivir conscientes implica también cómo nos descentramos de nosotros mismos para re ubicarnos en un escenario compartido con otras personas, con la vegetación y con otras especies animales; es descubrir cómo nos ponemos a disposición del cuidado de la infancia o cómo ocupamos nuestras habilidades en beneficio de los demás ; es aprender a postergar nuestros temores para ofrecer cuidado no sólo a la salud corporal sino también al cuidado del desarrollo afectivo de la comunidad.

Tener consciencia de cómo vivimos es tenerla en cómo convivimos; desde el individualismo al parecer como especie no nos ha ido muy bien, por ello, es que la nueva oportunidad trae consigo mejoras. Después de esta pandemia, puede ser el surgimiento de una mejor especie humana, más consciente en lo relacional, más atenta en lo actitudinal.

El programa Elige Vivir Sin Drogas de la comuna de San Pedro, está apoyando a la comunidad con algunas ideas para re pensar este tiempo:


Finalmente, como aprendimos una vez una genial frase que nos dejó el tenis chileno ¡¡ ¡Vamos que se puede!!! entre todas y todos, vamos a construir una mejor consciencia colectiva.