martes, 19 de noviembre de 2019

CONVIVIR BIEN ENTRE DISTINTAS IDEAS PERO CON UN MISMO RESPETO

Por estos días hemos sido testigos de un movimiento social a nivel nacional de envergadura evidente. En medio de ello han surgido hermosos gestos de empatía y solidaridad, pero también, las peores actitudes de daño a la integridad y descalificación entre personas. 

Tenemos la responsabilidad de tomar la tarea de construir una nueva convivencia social donde de verdad podamos corregir y aprender a convivir en medio de necesidades distintas; de formas diferentes de ser, de pensar y de interpretar la realidad. Ejerciendo derechos, con plena seguridad, al mismo tiempo de cumplir con nuestros deberes de bien común, más allá de nuestras posturas personales. La convivencia hoy más que nunca, promueve la responsabilidad social y el respeto al cuidado de la vida de todas las personas.

En momentos de crisis es cuando se hace patente hablar de respeto y tolerancia porque surgen situaciones donde la perspectiva personal puede chocar con otras diferentes; en la medida que sólo pensemos desde la individualidad, vivenciar el respeto y la tolerancia pueden resultar difíciles de expresarse; el individualismo es antagónico al respeto.

Citando a Maturana "El respeto no se acaba nunca" extraìdo de Tolerancia y respeto http://h-maturana-libros.blogspot.com/2007/08/tolerancia-y-respeto-prksen-no-existe.html). Necesitamos tomar decisiones responsables con un sentido de comunidad. Convivir es eso, saberse parte de una comunidad donde las ideas distintas convergen y donde esa diferencia no es sinónimo de amenaza sino de formas de interpretar algo de modo diferente. 

Oportuno es también citar a Fullan " si más individuos actuasen como aprendices; si conectaran con su espíritu infantil; si hablasen cada vez con aquellos que tienen ideas diferentes a las nuestras, es probable que los sistemas aprendiesen a cambiar" (Extraído de El significado del cambio educativo, un cuarto de siglo, revista curriculum y formación del profesorado 6 (1-2), 2002). Este es un llamado a la humildad, a sabernos personas cuyo sentido lo adquirimos en la convivencia de otros/as, es ahí, en esa diversidad, donde podemos alcanzar nuevas perspectivas, nuevos conocimientos y mejores transformaciones del país donde vivimos. 

Unamos el deseo de cambiar participando activamente de los procesos sociales que nos convocan, respetando y valorando la necesaria divergencia de perspectivas. Más allá de compartir una opinión distinta, lo fundamental y que nos hace humanos, es la capacidad de acoger y ayudarnos mutuamente, cuando las necesidades son tan tremendas. 

Como madres, padres y cuidadores de la infancia en general, eduquemos en lo siguiente:

* Evita descalificar u ocupar expresiones groseras hacia alguien que manifiesta una opinión diferente

* Ante todo, promueve la empatía, entendiendo que cada persona tiene atrás una historia social y afectiva que motiva su actitud. 

* Fortalece el sentido valórico por sobre el éxito frente a una discusión.

* Promueve una revisión personal sobre la forma de actuar frente a los demás.

* Ayuda a tomar perspectivas en los análisis; imponer ideas es una forma abusiva de controlar a los demás.

* Ayuda a valorar y cuidar  los vínculos afectivos por sobre una discusión asociada a la contingencia. Las crisis sociales evolucionan; las personas que queremos y nos quieren quedan.







lunes, 11 de noviembre de 2019

Educar para la buena convivencia social es promover salud mental


Hoy más que nunca tenemos que tener presente la formación ciudadana para una mejor convivencia social. Hemos visto como nuestro país se ha unido mayoritariamente para respaldar los cambios necesarios que cumplan con un mejor desarrollo social y justo a la vez, protegiendo el derecho de expresión sin mediación de violencia.

Y es que cuando se desequilibra la justicia, entonces también la paz. Por lo tanto, surge para quienes educamos (profesores/as, madres, padres, profesionales en general en el ámbito escolar) el complejo desafío de no relativizar la paz sólo como un tema de no ejercer violencia física o verbal. La violencia puede ser simbólica cuando se instala el clasismo, racismo o cualquier forma que discrimine a las personas por alguna condición social, de género, creencia religiosa (o no), etaria o de participación política.

El desafío es comprender que los derechos de las personas, los derechos humanos, deben ser educados desde siempre y ser parte fundamental dentro de las políticas educacionales de un Estado y de la crianza en el hogar; esto, porque es la única forma de garantizar el ejercicio del respeto y cuidado interpersonal como forma de hacer prevalecer nuestra especie en un clima de salud mental que permita un desarrollo social y personal en armonía. Porque sí, hablar de formación ciudadana es hablar de salud mental; hablar de convivencia escolar es promover salud mental; formar en resguardo de derechos es hablar de salud mental.

Una cultura de buenos tratos que se forma desde una base democrática, excluye la validación de cualquier forma o expresión de violencia como manifestación válida (material o simbólica, ninguna es admisible). Por el contrario, una cultura democrática aplica y gestiona buenos tratos e incluye desde el ejercicio de la tolerancia en los diálogos, en el afrontamiento pacífico de ideas hasta el ejercicio de un trato justo para todas las personas sin distinción de clase o condición.

Hoy es requerimiento de salud mental, que podamos hablar lo que pasa en nuestro país con nuestros hijos e hijas, desde un enfoque receptivo, que los y las escuche en cuanto a lo que piensan y sienten, sin invalidar lo diferente sino guiar su proceso reflexivo desde la empatía hacia ellos/ellas y hacia quienes nos rodean en la sociedad de la que somos parte, porque es la empatía una de las habilidades que más nos ha faltado. Países como Dinamarca, educan la empatía como variable de promoción para una cultura sana en salud mental y de buenos  tratos (si desea saber más puede ingresar al link https://culturainquieta.com/es/inspiring/item/16000-en-dinamarca-los-ninos-reciben-clases-de-empatia-en-la-escuela.html)

Mayor empatía, mejor consideración de las necesidades de las demás personas, eso también es salud mental, porque  la salud mental tiene que ver con la vida diaria de todos, se refiere a la manera como cada uno se relaciona con las actividades en general en la comunidad; comprende la manera en que cada uno armoniza sus deseos, anhelos, habilidades, ideales, sentimientos y valores morales con los requerimientos para hacer frente a las demandas de la vida. La salud mental depende de: cómo uno se siente frente a sí mismo, cómo uno se siente frente a otras personas, y en qué forma uno responde a las demandas de la vida.” (Carrazana, 2003).

Finalmente, recordar que la OMS (Organización Mundial de la Salud) define salud mental como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” (Extraído de Salud Mental: un estado de bienestar, http://origin.who.int/features/factfiles/mental_health/es/ ), entonces, cuidemos nuestra salud  mental construyendo un país que eduque y forme personas que les importe el sufrimiento del otro.