Por estos días hemos sido testigos de un movimiento social a nivel nacional de envergadura evidente. En medio de ello han surgido hermosos gestos de empatía y solidaridad, pero también, las peores actitudes de daño a la integridad y descalificación entre personas.
Tenemos la responsabilidad de tomar la tarea de construir una nueva convivencia social donde de verdad podamos corregir y aprender a convivir en medio de necesidades distintas; de formas diferentes de ser, de pensar y de interpretar la realidad. Ejerciendo derechos, con plena seguridad, al mismo tiempo de cumplir con nuestros deberes de bien común, más allá de nuestras posturas personales. La convivencia hoy más que nunca, promueve la responsabilidad social y el respeto al cuidado de la vida de todas las personas.
En momentos de crisis es cuando se hace patente hablar de respeto y tolerancia porque surgen situaciones donde la perspectiva personal puede chocar con otras diferentes; en la medida que sólo pensemos desde la individualidad, vivenciar el respeto y la tolerancia pueden resultar difíciles de expresarse; el individualismo es antagónico al respeto.
Citando a Maturana "El respeto no se acaba nunca" ( extraìdo de Tolerancia y respeto http://h-maturana-libros.blogspot.com/2007/08/tolerancia-y-respeto-prksen-no-existe.html). Necesitamos tomar decisiones responsables con un sentido de comunidad. Convivir es eso, saberse parte de una comunidad donde las ideas distintas convergen y donde esa diferencia no es sinónimo de amenaza sino de formas de interpretar algo de modo diferente.
Oportuno es también citar a Fullan " si más individuos actuasen como aprendices; si conectaran con su espíritu infantil; si hablasen cada vez con aquellos que tienen ideas diferentes a las nuestras, es probable que los sistemas aprendiesen a cambiar" (Extraído de El significado del cambio educativo, un cuarto de siglo, revista curriculum y formación del profesorado 6 (1-2), 2002). Este es un llamado a la humildad, a sabernos personas cuyo sentido lo adquirimos en la convivencia de otros/as, es ahí, en esa diversidad, donde podemos alcanzar nuevas perspectivas, nuevos conocimientos y mejores transformaciones del país donde vivimos.
Unamos el deseo de cambiar participando activamente de los procesos sociales que nos convocan, respetando y valorando la necesaria divergencia de perspectivas. Más allá de compartir una opinión distinta, lo fundamental y que nos hace humanos, es la capacidad de acoger y ayudarnos mutuamente, cuando las necesidades son tan tremendas.
Como madres, padres y cuidadores de la infancia en general, eduquemos en lo siguiente:
* Evita descalificar u ocupar expresiones groseras hacia alguien que manifiesta una opinión diferente
* Ante todo, promueve la empatía, entendiendo que cada persona tiene atrás una historia social y afectiva que motiva su actitud.
* Fortalece el sentido valórico por sobre el éxito frente a una discusión.
* Promueve una revisión personal sobre la forma de actuar frente a los demás.
* Ayuda a tomar perspectivas en los análisis; imponer ideas es una forma abusiva de controlar a los demás.
* Ayuda a valorar y cuidar los vínculos afectivos por sobre una discusión asociada a la contingencia. Las crisis sociales evolucionan; las personas que queremos y nos quieren quedan.
Oportuno es también citar a Fullan " si más individuos actuasen como aprendices; si conectaran con su espíritu infantil; si hablasen cada vez con aquellos que tienen ideas diferentes a las nuestras, es probable que los sistemas aprendiesen a cambiar" (Extraído de El significado del cambio educativo, un cuarto de siglo, revista curriculum y formación del profesorado 6 (1-2), 2002). Este es un llamado a la humildad, a sabernos personas cuyo sentido lo adquirimos en la convivencia de otros/as, es ahí, en esa diversidad, donde podemos alcanzar nuevas perspectivas, nuevos conocimientos y mejores transformaciones del país donde vivimos.
Unamos el deseo de cambiar participando activamente de los procesos sociales que nos convocan, respetando y valorando la necesaria divergencia de perspectivas. Más allá de compartir una opinión distinta, lo fundamental y que nos hace humanos, es la capacidad de acoger y ayudarnos mutuamente, cuando las necesidades son tan tremendas.
Como madres, padres y cuidadores de la infancia en general, eduquemos en lo siguiente:
* Evita descalificar u ocupar expresiones groseras hacia alguien que manifiesta una opinión diferente
* Ante todo, promueve la empatía, entendiendo que cada persona tiene atrás una historia social y afectiva que motiva su actitud.
* Fortalece el sentido valórico por sobre el éxito frente a una discusión.
* Promueve una revisión personal sobre la forma de actuar frente a los demás.
* Ayuda a tomar perspectivas en los análisis; imponer ideas es una forma abusiva de controlar a los demás.
* Ayuda a valorar y cuidar los vínculos afectivos por sobre una discusión asociada a la contingencia. Las crisis sociales evolucionan; las personas que queremos y nos quieren quedan.