Lamentablemente, hemos tenido que conocer desde las noticias, cifras, casos y situaciones asociadas a vulneración del derecho al cuidado y la protección de niños, niñas y jóvenes, desde otros personas; esos otros son la mayoría de las veces los propios compañeros de colegio.
No nos cansaremos de exigir que las personas adultas nos hagamos responsables de tomar la misión de educar los principios de cuidado de los derechos humanos; esto implica, no sólo a los jardines y colegios asumir planes de prevención, involucra a las organizaciones de educación superior, de salud y fundamentalmente, a madres y padres o quienes se hacen cargo de la crianza, a comprometerse en el desarrollo de la empatía y el sentido de bien común.
Nuestros hijos e hijas son lo más importante, pero los hijos e hijas de otros/as, también. Por eso tenemos que animarnos en ser capaces de mejorar nuestra formación parental permanentemente e instruirnos para priorizar las metas del desarrollo que de verdad son los mejores recursos para la vida: habilidades sociales y del desarrollo afectivo; saber expresar sentimientos y emociones, saber comunicar lo que necesitamos y nos ocurre, saber resolver problemas de forma pacífica, tener consciencia de comunidad, porque nadie puede sobrevivir sin relacionarse con los demás de alguna forma.
Aquí presentamos algunas propuestas desde organismos nacionales e internacionales, que nos ayudan a reflexionar al respecto y a aprender algo más:
http://unicef.cl/web/unicef-lanza-campana-convivencia-escolar-sin-violencia/
http://www.educarchile.cl/ech/pro/app/detalle?ID=194864&es=205358
https://es.unesco.org/gem-report/sites/gem-report/files/232107S.pdf
